
Tus ojos eran dos cristales de agua
Tu mirada el gélido viento que helaba
Tu cuerpo aun mas frío, quemaba mi piel
Haciéndola sentir parte de tu impasible glaciar…
Me tocaste, me tuviste, y callaste
No hubo siquiera un seco beso
O un falso abrazo al despedir…
Tan solo un adiós,
Complementándote, halado atardecer.
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